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Ocho películas y más de 80 años de historia, el origen de la leyenda comenzó gracias a un intrépido aventurero.

El cine es capaz de construir mitos y su mayor ejemplo es King Kong. El gorila gigante ha estado presente durante la historia de la cinematografía y su leyenda no pierde fuelle. Ocho cintas en más de 80 años avalan a uno de los monstruos que más veces han conquistado las pantallas, arrastrando su mito durante generaciones.

Tras la interminable King Kong (2005) de Peter Jackson, Kong: La isla de la calavera es el nuevo viejo capítulo del rey de los simios. El remake dirigido por Jordan Vogt-Roberts con las actuaciones de Brie Larson, Tom Hiddleston o Samuel L. Jackson promete ser el primer capítulo de un nuevo renacer del mamífero más grande que ha inventado el cine. Pero… ¿de dónde viene el mito? La historia de King Kong es tan apasionante como los propios filmes.

as pantallas de cine vieron por primera vez a King Kong encaramarse a un edificio allá por 1933. En una época en la que los recursos de efectos especiales eran rudimentarios, RKO Pictures logró crear a un mono gigante que sorprendió a los espectadores de la época. Aunque todo comenzó mucho antes, de la mano de un aventurero nacido a finales del siglo XIX.

El aventurero que inventó a King Kong.

Merian C. Cooper nació en Jacksonville (Florida) en 1894 y con apenas 20 años comenzó una carrera militar que le llevaría a perseguir a Pancho Villa en 1916, combatir en la I Guerra Mundial o junto al ejército polaco en la guerra contra la Unión Soviética. En esos dos conflictos, Cooper, piloto militar, fue derribado en combate. En 1920 permaneció en un campo de concentración ruso del que logró escapar.
Terminado su servicio como combatiente -en la II Guerra Mundial volvería al frente-, Cooper regresó a Estados Unidos en 1921 y comenzó a trabajar como periodista en el New York Times. Esa posición resultó efímera al reaparecer su indomable espíritu aventurero, lo que le llevó a explorar diferentes rincones del planeta y a relacionarse con Douglas Burden, experto en el dragón de Komodo y una de las grandes inspiraciones de Merian C. Cooper para crear el mito de King Kong.

De Komodo a Nueva York.

Aficionado al cine, Cooper encontró en sus viajes un punto de vista cinematográfico. Lo que en un primer momento serían puros documentales de sus exploraciones, su imaginación le llevó a crear una historia basada en la lucha entre un gorila y uno de los dragones que tanto había estudiado su amigo.

En uno de los viajes de Burden a Komodo, el explorador logró capturar un ejemplar para exponerlo en un zoo de Nueva York pero murió al poco tiempo, historia que resultaría determinante para que Cooper crease al gorila gigante, entonces un animal casi mitológico por lo poco que se sabía de la especie en la época.
sa pasión por el cine le llevó a entrar a trabajar en los Estudios RKO Pictures. Con la idea de sus viajes y la intención de crear un filme, Cooper contempló en 1925 la película de El mundo perdido. Pese a que la idea del creador de Kong era rodar con gorilas reales su futuro filme, la técnica del stop motion utilizada por Willis O’Brien en la cinta convenció a Cooper para rodar King Kong con la misma técnica.

Basándose en la película de Harry Hoyt basada en la novela de Arthur Conan Doyle y en los dragones de Komodo de Burden, Cooper presentó el proyecto a RKO junto a Ernest Schoedsack en lo que se convertiría en uno de los mayores éxitos cinematográficos de la historia y en el inicio de un mito que se acerca al siglo de vida y que a día de hoy sigue presente en las generaciones del siglo XXI.

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